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jueves, 8 de junio de 2023

3 cuentos latinoamericanos de grandes escritores

 

Cuentos para pensar

A continuación, os presento unos cuentos latinoamericanos maravillosos de 3 grandes escritores que puedes escuchar en YouTube.

Son unos cuentos para pensar que nos reflejan maneras de ver la vida y que, a su vez, son una crítica social. He escogidos tres cuentos de: "La continuidad de los parques" de Julio Cortázar; "La casa de Asterión" de Jorge Luis Borges y "Baby HP" de Juan José Arreola.

Aquí tienes un enlace para escuchar cuentos latinoamericanos enYouTube, pero también me gustaría dejaros los cuentos para que los podáis leer con calma y una explicación de su significado.

"La continuidad de los parques"  - Julio Cortázar

Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías, volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito, de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restañaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer.

 

Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.

 

Explicación del cuento

 

El autor recurre a la metaficción, se presenta como un protagonista que es invadido por la realidad del libro, haciendo alusión al poder de evocación de la literatura, puesto que la lectura nos traslada vívidamente a otro mundo. Aunque también se refiere al papel del lector, ya que resulta clave para la creación e interpretación del texto.

 

"La casa de Asterión"  - Jorge Luis Borges

Sé que me acusan de soberbia, y tal vez de misantropía, y tal vez de locura. Tales acusaciones (que yo castigaré a su debido tiempo) son irrisorias. Es verdad que no salgo de mi casa, pero también es verdad que sus puertas (cuyo número es infinito)1 están abiertas día y noche a los hombres y también a los animales. Que entre el que quiera. No hallará pompas mujeriles aqui ni el bizarro aparato de los palacios, pero sí la quietud y la soledad. Asimismo hallará una casa como no hay otra en la faz de la Tierra. (Mienten los que declaran que en Egipto hay una parecida.) Hasta mis detractores admiten que no hay un solo mueble en la casa. Otra especie ridícula es que yo, Asterión, soy un prisionero. ¿Repetiré que no hay una puerta cerrada, añadiré que no hay una cerradura? Por lo demás, algún atardecer he pisado la calle; si antes de la noche volví, lo hice por el temor que me infundieron las caras de la plebe, caras descoloridas y aplanadas, como la mano abierta. Ya se había puesto el Sol, pero el desvalido llanto de un niño y las toscas plegarias de la grey dijeron que me habían reconocido. La gente oraba, huía, se prosternaba; unos se encaramaban al estilóbato del templo de las Hachas, otros juntaban piedras. Alguno, creo, se ocultó bajo el mar. No en vano fue una reina mi madre; no puedo confundirme con el vulgo; aunque mi modestia lo quiera.

 

El hecho es que soy único. No me interesa lo que un hombre pueda trasmitir a otros hombres; como el filósofo, pienso que nada es comunicable por el arte de la escritura. Las enojosas y triviales minucias no tienen cabida en mi espíritu, que está capacitado para lo grande; jamás he retenido la diferencia entre una letra y otra. Cierta impaciencia generosa no ha consentido que yo aprendiera a leer. A veces lo deploro porque las noches y los días son largos.

 

Claro que no me faltan distracciones. Semejante al carnero que va a embestir, corro por las galerías de piedra hasta rodar al suelo, mareado. Me agazapo a la sombra de un aljibe o a la vuelta de un corredor y juego a que me buscan. Hay azoteas desde las que me dejo caer, hasta ensangrentarme. A cualquier hora puedo jugar a estar dormido, con los ojos cerrados y la respiración poderosa. (A veces me duermo realmente, a veces ha cambiado el color del día cuando he abierto los ojos). Pero de tantos juegos el que prefiero es el de otro Asterión. Finjo que viene a visitarme y que yo le muestro la casa. Con grandes reverencias le digo: Ahora volvemos a la encrucijada anterior o Ahora desembocamos en otro patio o Bien decía yo que te gustaría la canaleta o Ahora verás una cisterna que se llenó de arena o Ya veras cómo el sótano se bifurca. A veces me equivoco y nos reímos buenamente los dos.

 

No sólo he imaginado esos juegos; también he meditado sobre la casa. Todas las partes de la casa están muchas veces, cualquier lugar es otro lugar. No hay un aljibe, un patio, un abrevadero, un pesebre; son catorce (son infinitos) los pesebres, abrevaderos, patios, aljibes. La casa es del tamaño del mundo; mejor dicho, es el mundo. Sin embargo, a fuerza de fatigar patios con un aljibe y polvorientas galerías de piedra gris he alcanzado la calle y he visto el templo de las Hachas y el mar. Eso no lo entendí hasta que una visión de la noche me reveló que también son catorce (son infinitos) los mares y los templos. Todo está muchas veces, catorce veces, pero dos cosas hay en el mundo que parecen estar una sola vez: arriba, el intrincado Sol; abajo, Asterión. Quizá yo he creado las estrellas y el Sol y la enorme casa, pero ya no me acuerdo.

 

Cada nueve años entran en la casa nueve hombres para que yo los libere de todo mal. Oigo sus pasos o su voz en el fondo de las galerías de piedra y corro alegremente a buscarlos. La ceremonia dura pocos minutos. Uno tras otro caen sin que yo me ensangriente las manos. Donde cayeron, quedan, y los cadáveres ayudan a distinguir una galería de las otras. Ignoro quiénes son, pero sé que uno de ellos profetizó, en la hora de su muerte, que, alguna vez llegaría mi redentor. Desde entonces no me duele la soledad, porque sé que vive mi redentor y al fin se levantará sobre el polvo. Si mi oído alcanzara todos los rumores del mundo, yo percibiría sus pasos. Ojalá me lleve a un lugar con menos galerías y menos puertas. ¿Cómo será mi redentor?, me pregunto. ¿Será un toro o un hombre? ¿Será tal vez un toro con cara de hombre? ¿O será como yo?

 

El Sol de la mañana reverberó en la espada de bronce. Ya no quedaba ni un vestigio de sangre.

 

-¿Lo creerás, Ariadna? -dijo Teseo-. El minotauro apenas se defendió.

 

Explicación del cuento

 

Este cuento toma como referencia el mito griego del Minotauro, monstruo con cabeza de toro y cuerpo de hombre que fue encerrado en un laberinto debido a su ferocidad. El escritor decide darle la vuelta al tópico y mostrarnos la interioridad de Asterión, este "monstruo" que fue condenado a la soledad y encontrar una analogía en el ser humano, cuando se encuentra condicionado por su vida y preocupaciones- Como el Minotauro, el ser humano es prisionero de un espacio en el que no se escoge vivir. Así que, el mundo puede ser comparado con su laberinto, ya que las personas buscan conocer la realidad intentando comprender y encontrar un sentido. Aunque, mediante la aceptación del destino, como en el caso de Asterión, podemos liberarnos del dolor de la existencia.

 

"Baby HP" (1952) - Juan José Arreola

Señora ama de casa: convierta usted en fuerza motriz la vitalidad de sus niños. Ya tenemos a la venta el maravilloso Baby H.P., un aparato que está llamado a revolucionar la economía hogareña.

 

El Baby H.P. es una estructura de metal muy resistente y ligera que se adapta con perfección al delicado cuerpo infantil, mediante cómodos cinturones, pulseras, anillos y broches. Las ramificaciones de este esqueleto suplementario recogen cada uno de los movimientos del niño, haciéndolos converger en una botellita de Leyden que puede colocarse en la espalda o en el pecho, según necesidad. Una aguja indicadora señala el momento en que la botella está llena. Entonces usted, señora, debe desprenderla y enchufarla en un depósito especial, para que se descargue automáticamente. Este depósito puede colocarse en cualquier rincón de la casa, y representa una preciosa alcancía de electricidad disponible en todo momento para fines de alumbrado y calefacción, así como para impulsar alguno de los innumerables artefactos que invaden ahora los hogares.

 

De hoy en adelante usted verá con otros ojos el agobiante ajetreo de sus hijos. Y ni siquiera perderá la paciencia ante una rabieta convulsiva, pensando en que es una fuente generosa de energía. El pataleo de un niño de pecho durante las veinticuatro horas del día se transforma, gracias al Baby H.P., en unos inútiles segundos de tromba licuadora, o en quince minutos de música radiofónica.

 

Las familias numerosas pueden satisfacer todas sus demandas de electricidad instalando un Baby H.P. en cada uno de sus vástagos, y hasta realizar un pequeño y lucrativo negocio, trasmitiendo a los vecinos un poco de la energía sobrante. En los grandes edificios de departamentos pueden suplirse satisfactoriamente las fallas del servicio público, enlazando todos los depósitos familiares.

 

El Baby H.P. no causa ningún trastorno físico ni psíquico en los niños, porque no cohíbe ni trastorna sus movimientos. Por el contrario, algunos médicos opinan que contribuye al desarrollo armonioso de su cuerpo. Y por lo que toca a su espíritu, puede despertarse la ambición individual de las criaturas, otorgándoles pequeñas recompensas cuando sobrepasen sus récords habituales. Para este fin se recomiendan las golosinas azucaradas, que devuelven con creces su valor. Mientras más calorías se añadan a la dieta del niño, más kilovatios se economizan en el contador eléctrico.

 

Los niños deben tener puesto día y noche su lucrativo H.P. Es importante que lo lleven siempre a la escuela, para que no se pierdan las horas preciosas del recreo, de las que ellos vuelven con el acumulador rebosante de energía.

 

Los rumores acerca de que algunos niños mueren electrocutados por la corriente que ellos mismos generan son completamente irresponsables. Lo mismo debe decirse sobre el temor supersticioso de que las criaturas provistas de un Baby H.P. atraen rayos y centellas. Ningún accidente de esta naturaleza puede ocurrir, sobre todo si se siguen al pie de la letra las indicaciones contenidas en los folletos explicativos que se obsequian en cada aparato.

 

El Baby H.P. está disponible en las buenas tiendas en distintos tamaños, modelos y precios. Es un aparato moderno, durable y digno de confianza, y todas sus coyunturas son extensibles. Lleva la garantía de fabricación de la casa J. P. Mansfield & Sons, de Atlanta, Ill.

 

Explicación del cuento

 

En este breve cuento, por medio del humor y la ironía, denuncia una realidad deshumanizadora, donde sólo importa la productividad y el consumo. Además de lo anterior, utilizó como recurso estilístico el formato de los anuncios debido al poder que tienen las palabras para convencer.

 

Audiocuentos

Ahora te invito a escuchar estos audiocuentos latinoamericanos en YouTube, que espero sean de tu agrado. También te recomiendo estos cuentos de Francisco Tario


martes, 14 de junio de 2022

Los mejores cuentos de Julio Ramón Ribeyro y Elena Garro

 

Los mejores cuentos latinoamericanos

 

Los cuentos para adultos que he escogido para este audiolibro son: La insignia de Julio Ramón Ribeyro y ¿Qué hora es?  De Elena Garro. Estos dos cuentos latinoamericanos son considerados unos de los mejores cuentos de estos escritores. 2 cuentos para adultos de algunas de las voces más reputadas en el género del cuento.

 

Grandes escritores latinoamericanos

 

El escritor peruano, Julio Ramón Ribeyro, es considerado como uno de los mejores cuentistas latinoamericanos con una amplia gama de relatos y Elena Garro, escritora mexicana, entre las mejores escritoras del siglo XX, fue dramaturga, novelista, cuentista y guionista.

 

Julio Ramón Ribeyro nación en Lima, Perú, el 31 de agosto de 1929. Debido a la muerte de su padre, le afectó mucho y complicó la situación económica de su familia. Posteriormente, estudió Derecho, que abandonó para estudiar Letras en la Universidad Católica del Perú y recibió una beca para estudiar periodismo en Madrid. 

 

Viajó posteriormente a París para preparar una tesis sobre literatura francesa, aunque también pasó temporadas en Alemania y Bélgica. En parís escribió su primer libro de cuentos. También, incursionó en otros géneros como la novela, la prosa de reflexión la crítica literaria y el teatro. 

 

Tras viajar por Europa, Ribeyro se estableció en Perú en 1958, entrando a trabajar como profesor para la Universidad de San Cristóbal de Huamanga. En esta época terminó de perfilar la que sería su primera novela, Crónica de San Gabriel, con la que ganó el Premio Nacional de Novela. En octubre de 1960 regresó a Francia trabajando como traductor y redactor de la agencia France Presse. En 1972 fue nombrado agregado cultural peruano en París y delegado adjunto ante la UNESCO, y posteriormente ministro consejero, hasta llegar al cargo de embajador peruano ante la UNESCO. 

 

Finalmente, hacia 1993 se estableció definitivamente en Lima y seria en su país donde obtuvo una distinción con el Premio Nacional de Literatura (1983) y el Premio Nacional de Cultura (1993), habiendo sido galardonado también en 1994 con el Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo, uno de los galardones literarios de mayor prestigio en el ámbito cultural hispanoamericano. Murió el 4 de diciembre de 1994, días después de obtener el Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo.

 

Ribeyro es un narrador perteneciente a la Generación del 50 y sus cuentos fueron una contribución decisiva para consolidar el paso de la narrativa indigenista a la narrativa urbana en el Perú. Uno de los escritores más importantes de la literatura hispanoamericana del siglo XX. Habría que destacar obras como las antologías Las botellas y los hombres, Los cautivos, Silvio en el Rosedal o El próximo mes me nivelo, además de novelas como Los geniecillos dominicales.

 

Elena Delfina Garro Navarro, conocida como Elena Garro, fue una guionista, periodista y escritora mexicana. Está comúnmente relacionada con el realismo mágico y es considerada una renovadora de la literatura fantástica, si bien ella misma rechazó esta identificación por considerarla una etiqueta mercantilista.

 

 

Elena Garro Elena Garro nació en Puebla, México, el 11 de diciembre de 1916. Se trasladó a Ciudad de México para estudiar literatura, coreografía y teatro.  Vivió varios años en Europa y, tras la masacre de Tlatelolco en 1968, fue al exilio primero en Estados Unidos y España, luego en Francia, donde permaneció veinte años. Al regresar a México vivió en Cuernavaca en donde murió el 22 de agosto de 1998.

 

Algunos críticos la consideran la segunda escritora mexicana más importante, tras Sor Juana Inés de la Cruz. A ella le molestaba la etiqueta de realismo mágico, sin embargo, numerosos autores señalan sus novelas como magnificas. Así que Elena Garro fue dramaturga y novelista; también cultivó la poesía, inédita en gran parte, y el periodismo. Además, incursionó en otras disciplinas artísticas como la danza, la actuación y la coreografía. 

 

Su obra es fundamental para las letras mexicanas e hispanoamericanas.  La semana de colores (1964), reunión de cuentos al que pertenece La culpa es de los tlaxcaltecas, se convirtió rápidamente en uno de los clásicos dentro de la cuentística mexicana. Además, sus obras con el paso de los años cobran más importancia dentro de los estudios literarios mexicanos y extranjeros. 

 

Cuentos en YouTube 

 

Ahora puedes escuchar estos cuentos en YouTube, espero que disfrutes. Si te gusta este género, te invito a escuchar: Cuentos latinoamericanos de grandes escritores. 

 

 




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