Cuentos para pensar
A continuación, os presento unos cuentos latinoamericanos maravillosos de 3 grandes
escritores que puedes escuchar en YouTube.
Son unos cuentos para pensar que nos reflejan maneras de ver la
vida y que, a su vez, son una crítica social. He escogidos tres cuentos de: "La
continuidad de los parques" de Julio Cortázar; "La casa de
Asterión" de Jorge Luis Borges y "Baby HP" de Juan José Arreola.
Aquí tienes un enlace para escuchar cuentos latinoamericanos enYouTube, pero también me gustaría dejaros los cuentos para que los podáis leer
con calma y una explicación de su significado.
"La continuidad de los parques" - Julio Cortázar
Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por
negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se
dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa
tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo
una cuestión de aparcerías, volvió al libro en la tranquilidad del estudio que
miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito, de
espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de
intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo
verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo
los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó
casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a
línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba
cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al
alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del
atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida
disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y
adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del
monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada
la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restañaba ella la sangre
con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las
ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y
senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la
libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo
de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas
caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y
disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era
necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles
errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente
atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano
acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer.
Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se
separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al
norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el
pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta
distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa.
Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora,
y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre
galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala
azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas.
Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y
entonces el puñal en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un
sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una
novela.
Explicación del cuento
El autor recurre a la metaficción, se presenta como un
protagonista que es invadido por la realidad del libro, haciendo alusión al
poder de evocación de la literatura, puesto que la lectura nos traslada
vívidamente a otro mundo. Aunque también se refiere al papel del lector, ya que
resulta clave para la creación e interpretación del texto.
"La casa de Asterión" - Jorge Luis Borges
Sé que me acusan de soberbia, y tal vez de misantropía, y tal vez
de locura. Tales acusaciones (que yo castigaré a su debido tiempo) son
irrisorias. Es verdad que no salgo de mi casa, pero también es verdad que sus
puertas (cuyo número es infinito)1 están abiertas día y noche a los hombres y
también a los animales. Que entre el que quiera. No hallará pompas mujeriles
aqui ni el bizarro aparato de los palacios, pero sí la quietud y la soledad.
Asimismo hallará una casa como no hay otra en la faz de la Tierra. (Mienten los
que declaran que en Egipto hay una parecida.) Hasta mis detractores admiten que
no hay un solo mueble en la casa. Otra especie ridícula es que yo, Asterión,
soy un prisionero. ¿Repetiré que no hay una puerta cerrada, añadiré que no hay
una cerradura? Por lo demás, algún atardecer he pisado la calle; si antes de la
noche volví, lo hice por el temor que me infundieron las caras de la plebe,
caras descoloridas y aplanadas, como la mano abierta. Ya se había puesto el
Sol, pero el desvalido llanto de un niño y las toscas plegarias de la grey
dijeron que me habían reconocido. La gente oraba, huía, se prosternaba; unos se
encaramaban al estilóbato del templo de las Hachas, otros juntaban piedras.
Alguno, creo, se ocultó bajo el mar. No en vano fue una reina mi madre; no
puedo confundirme con el vulgo; aunque mi modestia lo quiera.
El hecho es que soy único. No me interesa lo que un hombre pueda
trasmitir a otros hombres; como el filósofo, pienso que nada es comunicable por
el arte de la escritura. Las enojosas y triviales minucias no tienen cabida en
mi espíritu, que está capacitado para lo grande; jamás he retenido la
diferencia entre una letra y otra. Cierta impaciencia generosa no ha consentido
que yo aprendiera a leer. A veces lo deploro porque las noches y los días son
largos.
Claro que no me faltan distracciones. Semejante al carnero que va
a embestir, corro por las galerías de piedra hasta rodar al suelo, mareado. Me
agazapo a la sombra de un aljibe o a la vuelta de un corredor y juego a que me
buscan. Hay azoteas desde las que me dejo caer, hasta ensangrentarme. A
cualquier hora puedo jugar a estar dormido, con los ojos cerrados y la
respiración poderosa. (A veces me duermo realmente, a veces ha cambiado el
color del día cuando he abierto los ojos). Pero de tantos juegos el que
prefiero es el de otro Asterión. Finjo que viene a visitarme y que yo le
muestro la casa. Con grandes reverencias le digo: Ahora volvemos a la
encrucijada anterior o Ahora desembocamos en otro patio o Bien decía yo que te
gustaría la canaleta o Ahora verás una cisterna que se llenó de arena o Ya
veras cómo el sótano se bifurca. A veces me equivoco y nos reímos buenamente
los dos.
No sólo he imaginado esos juegos; también he meditado sobre la
casa. Todas las partes de la casa están muchas veces, cualquier lugar es otro
lugar. No hay un aljibe, un patio, un abrevadero, un pesebre; son catorce (son
infinitos) los pesebres, abrevaderos, patios, aljibes. La casa es del tamaño
del mundo; mejor dicho, es el mundo. Sin embargo, a fuerza de fatigar patios
con un aljibe y polvorientas galerías de piedra gris he alcanzado la calle y he
visto el templo de las Hachas y el mar. Eso no lo entendí hasta que una visión
de la noche me reveló que también son catorce (son infinitos) los mares y los
templos. Todo está muchas veces, catorce veces, pero dos cosas hay en el mundo
que parecen estar una sola vez: arriba, el intrincado Sol; abajo, Asterión.
Quizá yo he creado las estrellas y el Sol y la enorme casa, pero ya no me acuerdo.
Cada nueve años entran en la casa nueve hombres para que yo los
libere de todo mal. Oigo sus pasos o su voz en el fondo de las galerías de
piedra y corro alegremente a buscarlos. La ceremonia dura pocos minutos. Uno
tras otro caen sin que yo me ensangriente las manos. Donde cayeron, quedan, y
los cadáveres ayudan a distinguir una galería de las otras. Ignoro quiénes son,
pero sé que uno de ellos profetizó, en la hora de su muerte, que, alguna vez
llegaría mi redentor. Desde entonces no me duele la soledad, porque sé que vive
mi redentor y al fin se levantará sobre el polvo. Si mi oído alcanzara todos
los rumores del mundo, yo percibiría sus pasos. Ojalá me lleve a un lugar con
menos galerías y menos puertas. ¿Cómo será mi redentor?, me pregunto. ¿Será un
toro o un hombre? ¿Será tal vez un toro con cara de hombre? ¿O será como yo?
El Sol de la mañana reverberó en la espada de bronce. Ya no
quedaba ni un vestigio de sangre.
-¿Lo creerás, Ariadna? -dijo Teseo-. El minotauro apenas se
defendió.
Explicación del cuento
Este cuento toma como referencia el mito griego del Minotauro,
monstruo con cabeza de toro y cuerpo de hombre que fue encerrado en un
laberinto debido a su ferocidad. El escritor decide darle la
vuelta al tópico y mostrarnos la interioridad de Asterión, este
"monstruo" que fue condenado a la soledad y encontrar una analogía en
el ser humano, cuando se encuentra condicionado por su vida y preocupaciones- Como
el Minotauro, el ser humano es prisionero de un espacio en el que no se escoge vivir. Así que,
el mundo puede ser comparado con su laberinto, ya que las personas buscan
conocer la realidad intentando comprender y encontrar un sentido. Aunque, mediante
la aceptación del destino, como en el caso de Asterión, podemos liberarnos del
dolor de la existencia.
"Baby HP" (1952) - Juan José Arreola
Señora ama de casa: convierta usted en fuerza motriz la vitalidad
de sus niños. Ya tenemos a la venta el maravilloso Baby H.P., un aparato que
está llamado a revolucionar la economía hogareña.
El Baby H.P. es una estructura de metal muy resistente y ligera
que se adapta con perfección al delicado cuerpo infantil, mediante cómodos
cinturones, pulseras, anillos y broches. Las ramificaciones de este esqueleto
suplementario recogen cada uno de los movimientos del niño, haciéndolos
converger en una botellita de Leyden que puede colocarse en la espalda o en el
pecho, según necesidad. Una aguja indicadora señala el momento en que la
botella está llena. Entonces usted, señora, debe desprenderla y enchufarla en
un depósito especial, para que se descargue automáticamente. Este depósito
puede colocarse en cualquier rincón de la casa, y representa una preciosa
alcancía de electricidad disponible en todo momento para fines de alumbrado y
calefacción, así como para impulsar alguno de los innumerables artefactos que
invaden ahora los hogares.
De hoy en adelante usted verá con otros ojos el agobiante ajetreo
de sus hijos. Y ni siquiera perderá la paciencia ante una rabieta convulsiva,
pensando en que es una fuente generosa de energía. El pataleo de un niño de
pecho durante las veinticuatro horas del día se transforma, gracias al Baby
H.P., en unos inútiles segundos de tromba licuadora, o en quince minutos de
música radiofónica.
Las familias numerosas pueden satisfacer todas sus demandas de
electricidad instalando un Baby H.P. en cada uno de sus vástagos, y hasta
realizar un pequeño y lucrativo negocio, trasmitiendo a los vecinos un poco de
la energía sobrante. En los grandes edificios de departamentos pueden suplirse
satisfactoriamente las fallas del servicio público, enlazando todos los
depósitos familiares.
El Baby H.P. no causa ningún trastorno físico ni psíquico en los
niños, porque no cohíbe ni trastorna sus movimientos. Por el contrario, algunos
médicos opinan que contribuye al desarrollo armonioso de su cuerpo. Y por lo
que toca a su espíritu, puede despertarse la ambición individual de las
criaturas, otorgándoles pequeñas recompensas cuando sobrepasen sus récords
habituales. Para este fin se recomiendan las golosinas azucaradas, que
devuelven con creces su valor. Mientras más calorías se añadan a la dieta del
niño, más kilovatios se economizan en el contador eléctrico.
Los niños deben tener puesto día y noche su lucrativo H.P. Es
importante que lo lleven siempre a la escuela, para que no se pierdan las horas
preciosas del recreo, de las que ellos vuelven con el acumulador rebosante de
energía.
Los rumores acerca de que algunos niños mueren electrocutados por
la corriente que ellos mismos generan son completamente irresponsables. Lo
mismo debe decirse sobre el temor supersticioso de que las criaturas provistas
de un Baby H.P. atraen rayos y centellas. Ningún accidente de esta naturaleza
puede ocurrir, sobre todo si se siguen al pie de la letra las indicaciones
contenidas en los folletos explicativos que se obsequian en cada aparato.
El Baby H.P. está disponible en las buenas tiendas en distintos
tamaños, modelos y precios. Es un aparato moderno, durable y digno de
confianza, y todas sus coyunturas son extensibles. Lleva la garantía de
fabricación de la casa J. P. Mansfield & Sons, de Atlanta, Ill.
Explicación del cuento
En este breve cuento, por medio del humor y la ironía, denuncia
una realidad deshumanizadora, donde sólo importa la productividad y el consumo.
Además de lo anterior, utilizó como recurso estilístico el formato de los
anuncios debido al poder que tienen las palabras para convencer.
Audiocuentos
Ahora te invito a escuchar estos audiocuentos latinoamericanos en
YouTube, que espero sean de tu agrado. También te recomiendo estos cuentos de Francisco Tario.